sábado, 26 de julio de 2008

Gente por recordar

Siempre a la misma hora,su silueta atravesaba la plaza del pueblo.Nadie entendía bien porqué tantas cosas colgaban de su cuerpo.Hacia un tiempo ya que dejó de trabajar en la carpintería para dedicarse a ser "sereno".

El paso del tiempo se notaba sobre todo en su cintura y su cadera que después de una mala pisada, lo dejaron un poco agachado pero nada de esto le detenía el paso.

Se lo veía cruzando la plaza a la nochecita: su sillón, su linterna, su bolsito ...el mismo de las compras con lo mínimo que podía utilizar para quedarse toda la noche despierto, el equipo de mate infaltable y su radio.

En la radio , encontró amigos que le hacían más llevadero su trabajo de cada día o mejor dicho cada noche.Cuando se lo escuchaba hablar, era un niño grande.Siempre sonriente, con alguna broma cuando había clásico de fútbol los fines de semana pero siempre con la inocencia de la gente que ya pasó los 60 y le enseñaron desde chicos tener como base de cualquier conversación o relación, ante todo, el respeto.

Le encendía su sonrisa cuando escuchaba que se le dedicaba algún tema en la radio: al sereno, se ponía contento! y duraba semanas el agradecimiento.Por supuesto que se lo merecía porque a su edad,si hubiera tenido una familia conformada como todas las demás, debería estar en casa rodeado de sus nietos en vez de andar amaneciendo en el colegio que cuidaba.

Nunca lo vi triste,nunca me di cuenta si en verdad le dolía algo ...su sonrisa lo tapaba todo.Si hasta su nombre, era el de un niño que aunque barullento, de sonrisa fácil y voluntad inquebrantable por ser útil a su pueblo, no importaba si estaba lindo o feo el tiempo,nunca se detuvo...hasta caer muerto.

No se por qué mi alma hoy quiso recordarlo. Se llama: Felipe!, mi amigo...el señor sereno.


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